Los diez errores históricos (innecesarios) de Ridley Scott en ‘Gladiator II’

La película está plagada de anacronismos y equivocaciones gratuitas

Ridley Scott ha ido incluso más allá de los límites que sobrepasó en la primera parte

Ni las fechas ni los personajes ni los hechos corresponden a la realidad

Gladiator
Paul Mescal, preparado para luchar en el Coliseo.
Tomeu Maura

Más allá de su poderosa fuerza visual, al igual que sucedió con la primera parte «Gladiator II» está plagada de errores históricos y de anacronismos. Si en la película de 2.000 Ridley Scott se tomó algunas licencias, comenzando por el inexistente asesinato de Marco Aurelio a manos de su hijo Cómodo, en esta ocasión ha sobrepasado el límite manipulando la cronología romana de manera gratuita e innecesaria. Aunque hay muchas más, estos son las diez principales manchas históricas del filme llamado a arrasar en las taquillas durante este final de año.

1.Según el orden cronológico el emperador debería ser Septimio Severo. Ridley Scott arranca la historia en los créditos iniciales «16 años después del fallecimiento de Marco Aurelio». En consecuencia estamos en el año 196, fecha en la que llevaba tres años gobernando Roma Lucio Septimio Severo, fundador de la dinastía de los Severos y padre de Geta y Caracalla, con los que cogobernó hasta su muerte en 2011. Geta y Caracalla no compartieron sillón en solitario hasta 15 años después del momento exacto en el que se sitúa la película. ¿Tanto costaba datarla en ese instante?

2.Geta y Caracalla eran hermanos, pero no gemelos. En los títulos iniciales se les presenta como «twins» -gemelos-. Error histórico absolutamente innecesario porque no aporta nada a la trama. Caracalla -Marco Aurelio Antonino Augusto Bassianus-, nacido el 4 de abril de 188 en Lugdunum (Lyon), era un año mayor que Publio Septimio Geta, que vio la luz en Roma el 7 de marzo de 189.

3.La conquista de Numidia fue antes de la era de los emperadores. La batalla naval con la que arranca la película es un anacronismo. Numidia fue anexionada al imperio romano en el año 46 A.C. por Julio César, casi 150 años antes del conflicto imaginado por Ridley Scott. En la época en la que transcurre «Gladiator II» era una provincia romana totalmente consolidada. Los soldados que asaltan la fortaleza númida, además, van ataviados con armaduras y cotas de malla de la Segunda Guerra Púnica, en época de Aníbal, del Siglo III A.C.

4.Grave error de doblaje. El personaje central de la película, interpretado por el actor irlandés Paul Mescal, es presentado como Jano, nombre con el que se identifica a uno de los dioses autóctonos de Roma, al que se le consagró el nombre del primer mes del año -January- porque era el dios de los comienzos y los finales. En realidad es un gravísimo error de la versión doblada al español porque el nombre original es Hanón, de origen púnico, mucho más lógico dado que el protagonista dejó Roma para irse a Numidia, una antigua colonia cartaginesa.

5.Lucila llevaba 14 años muerta. Lucila, la segunda hija de Marco Aurelio, personaje central de la película, llevaba 14 años muerta en 196. Falleció en Capri en 182 a la temprana edad de 33 años ejecutada por su hermano Cómodo, al que sobrevive en la primera entrega protagonizada por Russell Crowe.

6.Caracalla y Geta eran de origen oriental, no albinos y pelirrojos. Los dos emperadores eran de padre africano y madre siria, hasta el punto de que su abuelo, Publio Septimio Geta, era bereber. Es absurdo presentarlos como albinos y pelirrojos aunque, curiosamente, ese sí era el color del pelo de uno de los personajes capitales de la dominación musulmana de España, el califa Abderramán III ya que su madre, Muzna, era una vascona. Esa condición tan peculiar para un árabe de origen omeya le obligaba a teñirse regularmente la barba de negro.

7.Nunca hubo naumaquias en el Coliseo en época de Geta y Caracalla. Sí que es cierto que hubo combates navales en el Coliseo, aunque fueron muy pocos y nunca más allá de la dinastía Flavia, ya que Domiciano, hermano de Tito -el emperador que construyó el Coliseo-, fue el que ordenó el sistema subterráneo que permitía el acceso rápido de gladiadores y bestias a la arena. Llenarlo de agua lo hubiera dejado inutilizable. Las naumaquias se ejecutaban en lagunas o en espacios habilitados, como sucedió en las épocas de Julio César y Octavio Augusto.

8.El clásico error de los pulgares. «Gladiator II» insiste en el juicio de los pulgares -hacia arriba perdón, hacia abajo muerte- con el que los emperadores o el público decidían la suerte de los condenados en la arena, pero la realidad es que ese protocolo jamás existió en Roma. Es un mito falso que Ridley Scott se ha encargado de volver a alimentar.

9.Caracalla reinó seis años tras matar a su hermano. Es cierto que Caracalla mató a Geta, pero al contrario de lo que se narra en la película gobernó después en solitario por espacio de seis años y fue por cierto una época de auténtico terror en Roma ya que las ejecuciones fueron moneda de cambio habitual. Caracalla recibía ese apodo por la capa con la que solía vestir -de igual modo que a Calígula se le llamaba así por las sandalias que llevaba en su infancia, cuando acompañaba en las campañas contra los bárbaros a su padre Germánico-.

10.Macrino no mató a Caracalla. Ni tampoco murió en Roma, sino en Turquía, y de la forma más innoble posible, apuñalado por el soldado Julio Marcial mientras había descabalgado para orinar. Eso sí, cumpliendo órdenes de Macrino, que aunque es representado con tez blanca en el busto que existe en los Museos Capitolinos, sí que es posible que fuera de piel negra, ya que su origen era mauritano. A Macrino, por cierto, le sustituyó Heliogábalo, que sí da el perfil afeminado que Ridley Scott ha querido representar con Geta y Caracalla, cuya conducta real no podía estar más alejada del estereotipo con el que aparecen en la película. Caracalla acostumbraba a acompañar a sus tropas en sus campañas contra los partos, de hecho.

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